La sonda Dawn ingresó en la órbita del planeta enano.
La Unión Astronómica Internacional (UAI), que reúne a todos los astrónomos profesionales del mundo, redefinió el concepto de planeta en 2006. Desde entonces, un cuerpo celeste podría pertenecer al exclusivo club si reúne ciertas condiciones: orbitar alrededor de una estrella; tener una forma esférica, debido al equilibrio entre su gravedad y la presión interna, y haber limpiado su órbita de otros elementos. En aquel momento, esta definición relegó a Plutón al grupo de los planetas enanos y puso en el mapa de nuestro sistema solar a un vecino olvidado: Ceres, el mayor de los asteroides del cinturón que se ubica entre Marte y Júpiter. Se trata de un terreno espacial anárquico, donde millones de rocas alternan su trayectoria colisionando unas con otras. Ese el hogar de Ceres y, al mismo tiempo, el objetivo de la misión Dawn (Amanecer, en inglés) de la NASA: sortear el cinturón para cartografiar a Ceres y comprender las condiciones y los procesos en la formación de nuestro Sistema Solar. Después de viajar en silencio durante 7 años gracias a un novedoso sistema de propulsión de iones, la sonda Dawn logró ingresar en la órbita de Ceres en marzo pasado.
Este enigmático mundo fue descubierto en 1801 por el astrónomo italiano Giusepe Piazzi y bautizado en honor a la diosa romana de la agricultura y la maternidad. Tiene 1.000 km de diámetro y una tenue atmósfera, posee un manto grueso de hielo y se sospecha que podría esconder un océano de agua líquida bajo su helada corteza. Esto llevó a diferentes equipos de astrónomos a considerarlo un buen candidato para crear y albergar vida.
Gracias al Telescopio Espacial Hubble se conocía una extraña fuente de luz sobre la superficie del planeta enano. Aquellas imágenes fueron tomadas desde una distancia superior a 290 millones de kilómetros y la mancha luminosa parecía ser de grandes proporciones. Sin embargo, la cámara de la sonda Dawn comenzó a revelar algo diferente. "Se puede observar que la mancha luminosa de Ceres tiene una compañera de menor luminosidad. Esto puede indicar que las manchas tienen un origen similar al de los volcanes, pero aún tenemos que esperar a contar con una mejor resolución antes de poder hacer tales interpretaciones geológicas", destacó Chris Russell, investigador principal de la misión Dawn, con sede en la Universidad de California, en los EE.UU.
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