El cofundador de Microsoft habría dado con los restos del mayor buque de guerra jamás contruido.
Cuando por fin fue botado, durante una ceremonia secreta realizada el 1 de noviembre de 1940, los pocos oficiales navales japoneses presentes experimentaron sensaciones que alternaban entre el orgullo y la sorpresa. Su colosal escala lo convertía en uno de los dos mayores acorazados de la historia de la ingeniería naval. El Musashi, acorazado clase Yamato (o Número 2 como se lo conocía en clave por ser igual al Yamato) tenia 263 metros de eslora, 73.000 toneladas y un arsenal a bordo. Su destino estaba trazado con fuego y el lecho marino sería su tumba. El 18 de octubre de 1944, en pleno apogeo de la Segunda Guerra Mundial, el vicealmirante Takeo Kurita activó la Operación Sho-Go: la flota imperial japonesa, incluidos los acorazados Yamato y Musashi, zarpó hacia la isla de Leyte, en la Filipinas, donde se había establecido una importante base estadounidense de transporte y provisiones. El 24 de octubre una aeronave divisó la flota en el mar de Sibuyán, al oeste del golfo de Leyte, y dio aviso. Los Estados Unidos y Australia movilizaron las 3ª y la 7ª flota y se desató la mayor batalla naval de la Segunda Guerra Mundial, en las que fueron avistadas las primeras prácticas sistemáticas de aviones kamikazes. A las 13.25 hs del 24 unos 30 aviones estadounidenses se concentraron en el Musashi, que se encontraba en su bautismo de fuego. Para las 15.10 hs, el gigante había recibido 20 torpedos y 17 bombas directas. A las 19.15 hs el Musashi estaba escorado 15 grados y la tripulación recibió la orden de abandonar la nave. Ese dia perecieron 1.023 hombres a bordo. Pasaron 71 años para que el Musashi fuera avistado nuevamente; esta vez un km bajo las aguas del mar de Sibuyán. Al menos eso es lo que declara en su cuenta de Twitter y en su página web Paul G. Allen, cofundador de Microsoft y ahora filántropo científico, apasionado por la arqueología submarina y la reconstrucción de los acontecimientos navales de la Segunda Guerra Mundial. Allen a dedicado los últimos 8 años a encontrar los restos hundidos del Musashi y en marzo pasado un robot submarino controlado desde el barco científico M/Y Octopus ha logrado capturar imágenes y vídeos de un enorme barco que podría ser el acorazado japonés. Al menos, el sello imperial, coronado con un crisantemo, se corresponde con el original.
1 Una de las primeras estructuras identificadas por el Octo Rov (el robot submarino a bordo del M/Y Octopus) fue el sistema de catapultas que tenía a bordo el Musashi y que le permitía despegar hasta 7 aviones Mitsubishi F1M2 y Aichi E13A. 2 Las tropas japonesas realizaban ejercicios en la cubierta de proa, en junio de 1942. El Musashi contaba con 2.500 tripulantes a bordo cuando fue hundido; 1.027 no sobrevivieron. 3 El Musashi bajo fuego aliado durante el mediodía del 24 de octubre de 1944. La fortaleza marina soportó el impacto directo de 20 torpedos y 17 bombas antes de hundirse. 4 El M/Y Octopus es uno de los barcos científicos mejor equipados del mundo. En 2012 fue utilizado por James Cameron para explorar las fosas de las Marianas y por Allen para recuperar la campana del HMS Hood, un crucero de guerra hundido en mayo de 1941. 5 Una de muchas válvulas intactas que presentan indicaciones en japonés para su apertura y cierre. 6 El Musashi podía iniciar una cacería a una velocidad de 27 nudos y contaba con un enorme arsenal: 9 cañones de 460 mm, 6 de 155 mm, 12 de 127 mm y múltiples armas antiaéreas. 7 Un texto japonés recuperado de los restos del acorazado. 8 La proa del Musashi con el sello imperial japonés de 1,2 metro de diámetro.
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